SPA

 

 

Ducha sensorial

Ducharse se convierte en una sensación de bienestar exclusiva. Sus cuatro funciones y su iluminación aleatoria convierten esta ducha en un verdadero templo de placer y relajación.
LLUVIA: esta función transformará la ducha en un verdadero viaje cada día. La zona de lluvia, situada en el centro, le relajará al máximo. Una lluvia fina para sentirse bien.
CORTINA DE LLUVIA: cual caparazón protector, la cortina de lluvia envolverá su cuerpo a la perfección. El descanso y la felicidad vendrán a su encuentro.
CASCADA: la naturaleza le permite disfrutar de una sensación de bienestar exclusiva y obtener auténticos beneficios. La intensidad de su chorro, orientado a la parte del cuerpo que prefiera, le permitirá gozar de unos momentos de descanso incomparables.
CHORROS TURBO: utilizar estos chorros de masaje corporal, calmantes y tonificantes, proporciona un auténtico placer y contribuye a aliviar posibles tensiones. Deleite y relajación garantizados.
CUBO FINLANDÉS: tras una sesión en un área caliente, en los países nórdicos es tradición refrescarse con agua fría para experimentar un periodo de frescor. ¡7 litros de frescura revitalizante! Restituye el ritual de la dualidad caliente/frío, característico de las sesiones de sauna tradicionales. Al tirar de la cuerda, se vierten sobre el cuerpo 7 litros de agua fría, que revitalizan al instante los músculos languidecidos durante la estancia previa en la sala caliente. Este sistema de refrigeración constituye un paso imprescindible de un proceso de relajación y tonificación corporal.

Tepidarium

El tepidarium es una sala seca y cálida, en la que el suelo y los asientos se calientan con una temperatura suave (de 30 °C a 35 °C). Es la temperatura idónea para la regeneración natural del cuerpo humano y la estabilización del sistema inmunitario. Además, permite al cuerpo prepararse para las temperaturas más altas de la sauna y el hammam, relaja y sanea el organismo, limpia y reafirma la piel, alivia dolores musculares.

Sauna

El principio de la sauna es pasar de un calor seco intenso (de 70 °C a 100 °C) a un entorno fresco, lo que procura una sensación tónica de expansión y una recuperación neurológica y muscular, al tiempo que elimina las toxinas. Además, la sudoración provoca una desincrustación de la piel.

Hammam

El hammam —«agua caliente» en árabe— ofrece un calor suave entre 40 °C y 55 °C (con una humedad cercana al 100%), activa la circulación de la sangre y proporciona una relajación placentera, que deja una sensación de suavidad y se tolera fácilmente gracias al vapor de agua. La elevada temperatura alivia tensiones y dolores musculares, además de limpiar la epidermis en profundidad. La piel se ablanda y favorece la evacuación de las células muertas: se recomienda exfoliar al final de la sesión con un guante kessa y jabón beldi (extender el jabón beldi sobre la piel húmeda, dejar actuar 10 minutos, aclarar con agua abundante, proceder a la exfoliación con el guante kessa y aclarar de nuevo). Al vapor de agua suelen añadírsele esencias de eucalipto de propiedades calmantes y descongestivas para las vías respiratorias. La sesión en el hammam, seguida de una ducha de agua caliente a fría, tonifica y reafirma la piel.